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¿Cómo funciona el algoritmo en las casas de apuestas?

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El algoritmo es una compleja herramienta matemática empleada por las casas de apuestas para establecer las distintas cuotas en base a las probabilidades de victoria que tiene cada uno de los contendientes. Aunque en la mayor parte de las ocasiones hay un equipo humano detrás que sirve para en momentos puntuales dar el visto bueno a las cuotas y aplicar posibles correcciones, el algoritmo, además de tener en cuenta todos los factores que pueden influir en un partido, está basado en la experiencia. Es decir, los distintos programas informáticos de las casas de apuestas no sólo hacen un estudio en base al momento de forma, potencial o a cualquier factor del partido en sí, si no que también pondera la experiencia acumulada de miles y miles de partidos que se han disputado en las mismas circunstancias. Ese algoritmo no es sólo aplicable en las apuestas prepartido, si no que les resulta de suma utilidad en las apuestas en vivo.

  • El algoritmo calcula las probabilidades que tienen de ganar dos equipos o dos jugadores y sirve para fijar las cuotas.
  • El algoritmo, generado por un superordenador, tiene en cuenta todas las variables que podamos imaginar, que evidentemente serán distintas en función de cada deporte.
  • En deportes colectivos como el fútbol encontramos incluso más variables introducidas en el programa informático que emplea el algoritmo.
  • El algoritmo no sirve sólo para otorgar el porcentaje de posibilidades de victoria a uno y otro jugador o a uno y otro equipo, sino que también es aplicable al resto de mercados.
  • Las cuotas establecidas por el programa informático sufren posteriormente correcciones de dos formas.
  • La utilización del algoritmo resulta fundamental para las casas de apuestas a la hora de controlar los dividendos en las apuestas en vivo.

En función del deporte en cuestión, este algoritmo calcula las probabilidades que tienen de ganar dos equipos o dos jugadores y sirve para fijar las cuotas. Éstas, por otro lado, dependen del margen de beneficio que tenga estipulado cada casa. Así, en un partido de tenis al que el algoritmo dé un 50% de opciones de victoria al jugador A y  al jugador B la cuota ofrecida será de 1,90 en cada caso. Si dos usuarios distintos apuestan cada uno por un tenista, sólo uno acertará y la casa, si han apostado un euro cada uno, se llevará por tanto el 5% de lo apostado. Con este ejemplo, de 2 euros apostados en ese caso, se lleva un beneficio del 5% independientemente del ganador.

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Algoritmo generado por un superordenador

Ese algoritmo, generado por un superordenador, tiene en cuenta todas las variables que podamos imaginar, que evidentemente serán distintas en función de cada deporte. De esta forma, en el tenis algunos de los factores que más se valoran son los últimos partidos de cada uno de los jugadores, sus últimos resultados en los torneos previos, los precedentes entre ambos, el tipo de superficie y la adaptación de cada jugador a esa superficie o el cansancio que arrastran en ese torneo en cuestión. Pero también hay aspectos incluidos en el algoritmo y que son más complejos o pueden escaparse del raciocinio del apostante, como la estadística de un jugador separada por si se enfrenta a jugadores diestros o a rivales zurdos, o los distintos resultados si juega de día o de noche. Pueden parecer cuestiones intrascendentes pero el bote de la bola es distinto en tierra batida en función de lo seca que se encuentre la pista o un tenista puede soportar mejor que otros el calor. Hay variables más importantes que otras, pero todas cuentan y entran en la ponderación.

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¿Cómo funciona el algoritmo en los deportes?

En deportes colectivos como el fútbol encontramos incluso más variables introducidas en el programa informático que emplea el algoritmo. Porque además del nivel de uno y otro equipo, de los lesionados, del ‘factor campo’, de sus aspiraciones y necesidad, de los lesionados, la situación en la tabla o los precedentes, se sopesan variables como la climatología o las estadísticas arbitrales. Algunos equipos tienen mejores resultados con unos colegiados que con otros. Y aunque esos datos pueden atribuirse al azar, existen en ocasiones múltiples razones para que eso sea así, porque el árbitro sea más estricto a la hora de ‘dejar jugar’ o castigar con amonestaciones las pérdidas de tiempo. 

Evidentemente, ese algoritmo no sirve sólo para otorgar el porcentaje de posibilidades de victoria a uno y otro jugador o a uno y otro equipo, sino que también es aplicable al resto de mercados. Así, en el mercado de tarjetas amarillas la variable mencionada del árbitro tiene una ponderación mayor, porque algunos colegiados son claramente más ‘tarjeteros’ que otros. Variable que se suma a la trascendencia del encuentro, a las tarjetas que ha visto cada equipo en los partidos de esa temporada o a la rivalidad entre los equipos, entre otras muchas.

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Las correcciones en el algoritmo de las cuotas

Las cuotas establecidas por el programa informático sufren posteriormente correcciones de dos formas. Una opción de corrección es si los expertos consideran que pese a todo una cuota es anómala. Y otra, si el volumen de apuestas se dirige en una dirección, lo que hace que automáticamente baje esa cuota y suba la cuota del rival.

La utilización del algoritmo resulta fundamental para las casas de apuestas a la hora de controlar los dividendos en las apuestas en vivo. Porque aunque cada encuentro cuente con sus particularidades, la base estadística que dispone el programa informático o el ‘superordenador’, ya ha visto cientos y cientos de partidos que han seguido los mismos patrones que se están desarrollando en el encuentro que está teniendo lugar en esos momentos. En las apuestas en vivo la variable de la ‘experiencia’ cobra un peso mayor.

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¿Es posible ganar en las apuestas o superar ese algoritmo? 

Evidentemente, el algoritmo no es una ciencia exacta que predice quién ganará si no que con una base científica hace una estimación de probabilidades igual que podrían hacerlo un grupo de expertos en base a la lógica. Pero que el equipo A sea favorito no implica necesariamente que vaya a ganar. Y pese a que en la mayor parte de las ocasiones las cuotas son muy ajustadas a las probabilidades reales de los equipos o los jugadores, el apostante puede en alguna ocasión percatarse de alguna variable no contemplada. Así, el ver un gesto de dolor de un jugador durante un partido de tenis al que se está apostando en vivo o el hecho de que un futbolista juegue en su ciudad de origen y tenga ganas de reivindicarse pueden ser variables no contempladas. Al margen de esas variables, siempre será más probable que las cuotas no estén fijadas a la perfección en mercados minoritarios, de los que se dispone menos información y estadísticas, que en los deportes más populares. Tener buena información sobre aspectos poco conocidos antes de un partido de Segunda RFEF o de un torneo de tenis de mesa siempre será más rentable, ya que es posible que esa variable no esté contemplada a la hora de establecer las cuotas.

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